jueves, 30 de noviembre de 2023

18. “CUANDO AYUDAMOS A LOS NECESITADOS, LOS ÁNGELES SE NOS UNEN”


¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo. Isaías 27:5.

Hay muchos que yerran, y que sienten su vergüenza e insensatez. Miran sus faltas y errores hasta ser arrastrados casi a la desesperación. No debemos descuidar a esas almas. Cuando uno tiene que nadar contra la corriente, toda la fuerza de ésta lo rechaza.

Extiéndasele una mano auxiliadora como se extendió la mano del Hermano Mayor hacia Pedro cuando se hundía. Diríjansele palabras llenas de esperanza, palabras que establezcan la confianza y despierten en ellos el amor.

Tu hermano, enfermo de espíritu, te necesita, como tú mismo necesitaste el amor de un hermano... El conocimiento de nuestra propia debilidad debe ayudarnos a auxiliar a otros en su amarga necesidad. Nunca debemos pasar por alto a un alma que sufre sin tratar de impartirle el consuelo con que nosotros somos consolados de Dios.

Es la comunión con Cristo, el contacto personal con un Salvador vivo, lo que habilita a la mente, el corazón y el alma para triunfar sobre la naturaleza inferior... [El errante] necesita asir una mano cálida, confiar en un corazón lleno de ternura.

Mantengan su mente fija en el pensamiento de una presencia divina que está siempre a su lado, que siempre lo mira con amor compasivo...

Cuando se dedican a esta obra, tienen compañeros invisibles a los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que atendió al extranjero herido. Y están al lado de todos los que prestan servicio a Dios, ministrando a sus semejantes. Y tienen la cooperación de Cristo mismo. Él es el Restaurador, y mientras trabajen bajo su dirección verán grandes resultados.

De nuestra fidelidad en esta obra no sólo depende el bienestar de otros, sino nuestro propio destino eterno. Cristo está tratando de elevar a todos los que quieran ser elevados a un compañerismo consigo, para que podamos ser uno con él, como él es uno con el Padre.

Nos permite llegar a relacionarnos con el sufrimiento y la calamidad con el fin de sacarnos de nuestro egoísmo; trata de desarrollar en nosotros los atributos de su carácter: la compasión, la ternura y el amor. Aceptando esta obra de ministración, nos colocamos en su escuela, con el fin de ser hechos idóneos para las cortes de Dios.

Palabras de Vida del Gran Maestro, 319-321. [342]

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=k4QGPoPgpz8&list=PLVsLdOIe7sVs8veNpQDcyg8LJTKtUs9Nj&index=30&pp=gAQBiAQBsAQB

 

lunes, 11 de septiembre de 2023

17. “USEMOS LOS TESOROS PARA ALIVIAR LA MISERIA DEL MUNDO” LOS POBRES NUESTRA RESPONSABILIDAD

Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Mateo 6:20,21).

Donde esté su tesoro, allí estará también su corazón. A quienes el Señor ha dado el talento de los medios están colocados bajo una pesada responsabilidad.

No han de invertir el dinero simplemente para la gratificación de deseos egoístas, pues todo lo que sea gastado de esta manera es como si se hubiera sacado de la tesorería del Señor.

Gracias a la soberana bondad de Dios, el Espíritu Santo obra por intermedio del instrumento humano, y lo mueve a hacer pequeñas o grandes inversiones en la causa de Dios, a fin de que reditúen para la gloria de Dios.

Cuandoquiera piense usar el dinero del Señor para su propia gratificación egoísta, recuerde que hay muchos que están sumidos en la pobreza, que no tienen para comprar ni comida ni ropa, y son herederos de Dios.

Hemos de hacer el bien a todos los hombres, y especialmente a los de la familia de la fe. Si quienes tienen abundantes medios son instrumentos de Dios en negociar seriamente, usarán sus tesoros con sabiduría, de manera que ninguno de la familia de la fe necesita pasar hambre o estar desnudo.

La razón por la que hay tanta miseria acumulada en nuestro mundo es porque aquellos a quienes se les ha confiado el dinero, lo gastan para gratificar deseos no santificados, en comprar ornamentos innecesarios de oro y piedras preciosas, y en conseguir artículos de fantasía sólo con el objetivo de adorno.

Pero al mismo tiempo, quienes han sido comprados con la sangre de Cristo están hambrientos, y su clamor alcanza los oídos del Dios de los ejércitos... En cada lugar donde la verdad ha de ir, quienes han de ser colaboradores con Dios tienen una tarea que hacer...

Una obra ferviente ha de hacerse, no sólo por parte de unos pocos ministros, sino por toda la feligresía de la iglesia.

El Señor Dios del cielo llama a los hombres a abandonar sus ídolos, a eliminar todo deseo extravagante, a no ser indulgentes con nada que busque simplemente el lucimiento y la ostentación, y a practicar la economía al comprar ropas y muebles.

No gasten nada del dinero de Dios en comprar artículos innecesarios.

Su dinero significa salvación de almas.

Que no sea derrochado en gemas, en oro o piedras preciosas.

Las almas por las cuales Cristo murió están pereciendo en sus pecados, y nosotros estamos continuamente limitados por la falta de medios para hacer avanzar la obra de Dios.

¿No quisiera usted más bien tener gemas en la corona que Jesús colocará sobre su cabeza, que gastar su dinero en piedras preciosas para agradar su capricho aquí en este mundo?... Se necesita cada centavo, cada centavo puede ser utilizado e invertido de manera que le brinde un tesoro imperecedero. Carta 90, de 1895. RJ258/EGW/MHP 259

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=1G9aMMlcx7E&list=PLtrFh-HO7ogB0b9ZH0YMA5EYtDsepZwEC&index=9&pp=gAQBiAQBsAQB

 

16. “JESÚS SE IDENTIFICA CON EL NECESITADO”

El Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:40.

Mientras Dios en su providencia ha cargado la tierra con sus abundantes bendiciones y llenado sus depósitos con cosas para gozar la vida, no hay en absoluto excusa para que la tesorería de Dios permanezca vacía.

Los cristianos no tienen excusa al permitir que los clamores de la viuda y las oraciones del huérfano asciendan al cielo debido a las necesidades que tienen, mientras una Providencia liberal ha colocado en las manos de esos cristianos abundancia para suplir las necesidades de los pobres.

Que los clamores de la viuda y de los huérfanos no pidan la venganza del cielo sobre nosotros como pueblo.

 En el profeso mundo cristiano, hay demasiado dinero que se gasta en ostentaciones extravagantes, en joyas y adornos, como para suplir las necesidades de todos los hambrientos y para vestir a los desnudos en nuestras poblaciones y ciudades; y sin embargo, estos profesos seguidores del manso y humilde Jesús no necesitan privarse a sí mismos de alimento adecuado o de vestimenta confortable.

¿Qué dirán estos miembros de iglesia cuando sean confrontados en el día de Dios por los pobres honestos, los afligidos, las viudas y los huérfanos, quienes han conocido la severa pobreza para las escasas necesidades de la vida, mientras estos profesos seguidores de Cristo gastaron en ropa superflua y adornos innecesarios, que además están prohibidos expresamente en la Palabra de Dios, lo suficiente como para suplir todas sus necesidades?

Vemos damas que profesan piedad usando elegantes cadenas de oro, collares, anillos y otras alhajas... mientras la necesidad está al acecho en las calles, y a cada lado están los que sufren y los indigentes.

Éstos no les interesan, no despiertan su simpatía, y sin embargo llorarán al leer el sufrimiento imaginario que se describe en la última novela.

No tienen oídos para oír los clamores de los necesitados, ni ojos para contemplar el frío y las formas casi desprovistas de ropa de las mujeres y los niños que hay a su alrededor.

Miran las necesidades reales como una especie de delito, y se retiran de la humanidad doliente como de una enfermedad contagiosa.

A los tales, Cristo les dice: “Tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber... enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”. Mateo 25:42,43.

Pero Cristo dice a los justos: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”...

De ese modo Cristo identifica su interés con el de la humanidad doliente. Las obras de amor y caridad hechas a los dolientes son como si lo hiciéramos a él mismo. 

The Review and Herald, 21 de noviembre de 1878. [262]

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=DN9AUmYc7co&list=PLVsLdOIe7sVth_iTmO5piM9oND-0LC-Hr&index=11&pp=gAQBiAQBsAQB