HECHO ya todo lo que
puede hacerse para ayudar al pobre a satisfacer sus necesidades, quedan aún las
viudas y los huérfanos, los ancianos, los desvalidos y los enfermos, quienes requieren
también simpatía y cuidados. No hay que desatenderlos jamás. Dios los
encomienda a la misericordia, al amor y al tierno cuidado de todos los que él
ha establecido por sus mayordomos. MC/EGW.151.
No hay comentarios:
Publicar un comentario